domingo, mayo 03, 2009

Viveza Criolla a la Uruguaya

A quien alguna vez no le vendieron “gato por liebre” o “un tren en un pan chico”? quien no ha querido comprar “el obelisco” en algún momento porque pensó que era buen negocio? O le han hecho el “cuento del tío”? Son una de las tantas expresiones que utilizamos los uruguayos para expresar ciertas vivezas…

En pocas palabras, podríamos decir que la Viveza Criolla es la astucia de un oportunista, que quiere sacar provecho de la inocencia, ignorancia o descuido de alguien que generalmente actúa de buena fe. Pero creo que la viveza criolla no necesita ser definida, pues todos en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado de ella, o lo que es aun peor, hemos sido estafados por algún vivo sin escrúpulos. Me animaría a decir que habría dos categorías: aquella donde sentimos lastima o compasión por la persona que fue afectada por el vivo; y otra, donde palmearíamos la espalda del que cometió “viveza” por su capacidad de embaucamiento y en donde no hubo perjuicio económico real.

Estos seres generalmente son ingeniosos, carismáticos, y engañan a las personas de una manera increíble con el fin de lograr su cometido. Y mientras escribo y me leo, pienso en tantos políticos que entrarían en esta categoría…Cuantos nos han vendido la imagen del caudillo que sacará al país adelante! Pero hoy me referiré concretamente a una anécdota que sigue a continuación.

Volviendo del liceo veo a mi madre con una señora que tiraba de una chata de madera con rulemanes, de esas que acostumbran a hacer mis hermanos para tirarse en “la bajadita” como diversión. En ella, había hermosísimas plantas con unos pimpollos hermosos, donde la base estaba envuelta en papel celofán. A través de él, se alcanzaba a observar las raíces de las mismas muy blancas en aquella tierra tan renegrida. Mi madre, como siempre emocionada con las plantas le compró unas cuantas. Cuando comenzó a retirar aquel papel celofán que las cubría para ponerlas en macetas, escucho una no muy feliz expresión de la boca de mi madre y seguido a ello, una carcajada de las que acostumbraba. La viveza criolla en estos menesteres también; tierra con hebras de hilo blanco que simulaban raíces, tallos de verdad y pimpollos artificiales cuidadosamente adosados a la planta. Luego de pasado el malestar por el engaño, pudimos observar que realmente aquello era una obra de arte digna de ser pagada por el trabajo tomado.

Cuantas anécdotas de viveza criolla podríamos contar los uruguayos, tantas de las cuales sabemos que sucedieron, suceden y sucederán, y tantas otras donde seriamos presa fácil para alguno “más vivo” que nosotros. Ahora me pregunto, es la viveza criolla parte de la cultura uruguaya? Posiblemente para algunos una deshonra y para otros un orgullo…