viernes, setiembre 11, 2009

Violencia Familiar! Extra Flashbacks! Mi Madre!

Hoy estaba en el medio de la jornada laboral cuando quedé perplejo, helado, paralizado cuando me vino un recuerdo, un flashback del pasado al presente.

Me acordé de una situación de violencia por parte de mi madre. No sé si tiene algo relacionado con el ambiente de tensión que exisitía en el trabajo porque estaba el jefe geográfico de nuestra sucursal.

Me vino a la memoria esa vez en que mi madre, a mis 11 años, me dio una paliza hasta casi matarme.



Yo fui un niño estresado. No solo asistía a la escuela primaria reglamentaria sino a clase de lengua y además de Educación Física obligadamente no por el estado uruguayo sino por mis padres. Nunca me dejaron hacer actividades libres que yo quisiera, era lisa y llanamente que yo debía hacer al pie de la letra lo que ellos querían.

En aquel momento iba al Hospital de Clínicas al Servicio de Psicomotricidad, creo que es lo que hoy conocemos como la Escuela de Tecnología Médica, aunque hoy por hoy no sé por qué iba al Hospital de Clínicas a ese servicio que el estado le brinda a los niños sin recursos económicos cuando yo tenía servicio privado de salud o en el caso de que no lo cubriera mis padres hubieran podido pagar un profesional para sobrellevar esa situación de necesidad de un Psicomotricista.

El asunto es que yo tenía las clases de natación en la Zona B de la ciudad los días Martes y Jueves de 15:30 a 16:20 Hs. En Carrasco.

A su vez tenía una vez a la semana, los días jueves de 14 a 15 hs en la Zona A de la ciudad el servicio de Psicomotricidad del Hospital de Clínicas.

En resumen, los días martes no tenía probemas para asistir a donde tenía que asistir pero los días Jueves tenía 30 minutos para llegar desde la Zona A a la Zona B para poder hacer la Psicomotricidad y la Natación. En Montevideo no había ni hay subterraneo en la actualidad, todo sigue casi inmutable. Sino un servicio de autobuses deficientes para arreglárselas y nada más. No pidamos más. Jejjeje. O sea, que displazarme 15 kilometros dentro de la ciudad eran impensables de realizar en 30 minutos en el transporte público.

Me acuerdo de aquel primer día en que tenía que acudir a la Psicomotricidad y luego a la Natación. Salí de la Zona A a las 15 horas y llegué a la Institución donde practicaba la natación en la Zona B y la persona del vestuario, que justamente estaba a cargo de los grupos de los niños de 11 años, no me dejó entrar- Me dijo directamente, si querés practicar la natación no vas a poder... si querés como mucho, date una ducha y “zafa” diciéndole a tus padres que viniste al club apareciendo con la cabeza y una toalla mojada.

La verdad que lo que me limité a hacer fue regresar a la casa de mis padres en ese momento. Una vez cuando ya estaba en la casa de mis padres, le comenté a una de mis hermanas y me insultó todo por “no haber ido al club que mis padres tanto se ezforzaban en pagar” esperé a que llegara mi madre y le comenté lo que me había pasado, le dije que no había podido hacer nada. Ella me dijo “no hay problema” y siguió con sus cosas como diciéndome que no me preocupara. Luego, le comenté a mi hermana, no me acuerdo de cuál, lo que me había dicho nuestra madre, y mi hermana agarró directamente llamó a mi madre y le dijo “él no fue al club”. No medió palabra. Inmediatamente mi madre agarró un palo de madera de cocina para revolver las ollas y empezó a pegarme. Me dio y me dio hasta que se cansó. También me dió un montón de cachetadas y manotazos que me dejaban todo marcado por el cuerpo. Me lastimó todo. Fue horrible. Y a la vez mientras me pegaba me decía cosas que en detalle no recuerdo pero algo como “quien era yo para desobedecerla a ella y mentirle que había ido al club cuando no era así”. No solo que me pegaba, también me ignoraba en mis palabras, solo se limitaba a castigar.

Las palizas de mi madre fueron comunes hasta más o menos que tuve 14 años, donde una vez que ella me estaba pegando la agarré de los pelos y también le empecé a pegar. A partir de entonces ya no me pegaba ella porque físicamente no podía lastimarme, lo hacía exclusivamente el verdugo de mi padre. Eso marcó el final y el principio de otra era. Igualmente la misma o peor incomunicación y destrato familiar físico y psicológico.

Hoy paradójicamente mientras me acordaba de eso, mis compañeros de trabajo me preguntaban si me sentía bien porque estaba ido de la realidad, no podía parar de pensar, no lo podía evitar, el recuerdo estaba muy presente.

Luego del trabajo de camino a mi “hogar gay” en el autobus me llega un mensaje de voz de una de mis hermanas diciendome que estaba junto a mi madre en Uruguay y querían saber de mi, y al final del mensaje me decía que “me querien mucho!”. Emocionalmente es muy fuerte manejarlo y tampoco sé cómo por eso intelectualmente me limito a escribirlo acá, y describir las cosas como son y han sido.